3 mayo, 2017 cbp

¿Qué es el cambio psiquico?

 

¿En qué sentido buscamos un cambio cuando consultamos al psicólogo? ¿Quisiera eliminar los síntomas, quisiera eliminar el sufrimiento que provocan los síntomas, es decir, los conflictos internos que provocan las experiencias de tristeza, ansiedad, obsesiones, desánimo, falta de ilusión y deseo ante la vida,  como algo que ocurre en el interior o en las relaciones interpersonales? Y, ¿lo que se demanda es convertir esas experiencias de sufrimiento en posibilidades nuevas, en recursos personales diferentes, en nuevos modos de relación con uno mismo y ante el otro que produzcan más serenidad, ilusión, goce por vivir?

Hay algo que no podemos resolvernos porque no conocemos y no comprendemos lo que nos está pasando: solo podemos  padecerlo, y entonces buscamos ideas, consejos, planes de actuación etc.

Y entonces nos preguntamos, ¿qué añade la psicoterapia psicoanalítica a lo que puede ofrecer  con acierto la autoayuda, la meditación, o a lo que puede ofrecer un  recomendable cambio de hábitos de vida  más saludables?

Para resolver de una manera diferente lo que nos hace sufrir, tenemos que tener en cuenta que nuestro psiquismo ha sido construido y sigue funcionando a partir de la relación, de los intercambios, con los objetos (los otros) externos significativos de nuestra vida. La teoría clínica del psicoanálisis, en sus diferentes enfoques actualizados, es lo que investiga. ¿Y eso qué quiere decir? Que en la psicoterapia no puede quedar fuera del proceso de curación el investigar nuestros modos  “dañinos”, que repetimos inconscientemente, ante nosotros y ante los otros de maneras de relacionarnos, de maneras de reaccionar ( desde los gestos, el tono de voz, el estilo que tenemos de pensar y de expresar nuestro pensamiento, el modo de emocionarnos etc) o de imposibilidad de reacción,  y que hemos aprendido y seguimos repitiendo «ciegamente» y que son vividos como  inadecuados. Esa comprensión, que no es sólo algo del orden del conocimiento, sino que es inconsciente emocional, se podrá desplegar en la especializada relación que implicará al paciente y al psicoterapeuta. Esa es la dificultad y esa es la posibilidad abierta al cambio.

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