¡Salud! Ese sería nuestro deseo compartido. Brindemos por ello.
Cada vez podemos acceder a más información sobre lo que nos hace saludables, pero ante tanta “cultura” nos puede quedar la duda: ¿eso me vendrá bien a mí?, ¿es lo que yo necesito? Y es que tu salud no es como la mía, ni como la de otra persona. Porque aunque partimos de algunos saberes incontestables sobre lo que es saludable o lo que no, además, la pregunta sigue siendo válida: ¿Cómo me siento de bien? ¿cómo me siento de saludable? Yo con mi cuerpo, yo en mi “interior” (mis pensamientos, mis sentimientos, mis conductas), yo con los otros: yo ante mi vida. ¡ Qué complicado!
Volvamos a algo más sencillo. Todo está bien, pero…. la manera en que yo vivo las cosas…la manera en que interpreto lo que vivo…. Me siento nervios@, respondo con agresividad, me preocupo demasiado por cosas que me doy cuenta no son tan importantes, no me detengo a disfrutar placenteramente de muchos ratos que pasan por delante de mí, estoy triste con frecuencia….
La vida es difícil, muy difícil (para unos más que para otros), y ya hay voces que nos alertan de que cada vez somos más “débiles” ante la adversidad. Puede ser, pero mi pregunta sigue sin ser contestada. ¿y para mí, qué es lo saludable? ¿hasta dónde debo llevar mi sufrimiento?