Escrito elaborado por el Grupo de Trabajo Diversidad Sexual y de Género, a la luz del fallecimiento del menor transexual en Euskadi.
Hace unos días hemos sido testigos de un acontecimiento triste, desgarrador y como personas removidas en estos momentos, nos sumamos al dolor de esta familia. Desgraciadamente, a lo largo de nuestra andadura profesional hemos tenido que vivir varias pérdidas. Y en el duelo posterior, que hemos sufrido, el denominador común es el sentimiento de impotencia condimentado con culpabilidad que tardas tiempo en tratar y en superar. Nos sumamos a la rabia, nos sumamos a rompernos también. Pero igualmente nos sumamos al apoyo de los profesionales de la Unidad del Hospital de Cruces, que en estos días, van a ser criminalizados y condenados. Es lo esperable. Lo que no se filtrará en los medios (porque no vende) es que ese mismo equipo luchó con uñas y dientes, junto a las asociaciones de familiares, en un frente común, para conseguir la Ley actual de Identidad de Género en Euskadi. Los mismos que cada día hacen encaje de bolillos para «calzar» el cumplimiento de esa ley, en un protocolo sanitario impuesto (no por ellos) política y económicamente, y que, casi siempre, deja al profesional sin respiración entre lo conveniente de esa Ley y lo no tan conveniente, aprobado en los presupuestos. La falta de recursos profesionales es una realidad innegable que azota todos los días nuestras necesidades sanitarias. Y en este punto es donde queremos incidir, las carencias tienen consecuencias. Los profesionales somos parte de la solución, no el problema. El acompañamiento durante el proceso de afirmación identitaria es fundamental en cada caso, dada la individualización de los mismos. De hecho se pueden apuntar investigaciones recientes, que apuntan al descenso del impacto en desgaste emocional y menor incidencia de bullying si se está siendo acompañado en este proceso (véase por ejemplo: Bullying victimization in variant gender children: Experience in madrid´s gender identity unitSex Health Issues, 2017)
Antes que profesionales, todos somos personas, muy vulnerables en este caso y similares, profesionales como algunos de Cruces, que llorarán esta pérdida y nadie escuchará. Ánimo desde nuestro calor de grupo de trabajo, que se esfuerza cada día porque las personas LGTB+ sean atendidas, escuchadas, reconfortadas, lloradas y acompañadas.
Grupo de Trabajo de Diversidad Sexual y de Género del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, 19 de febrero de 2018.
Cuesta de San Vicente 4, 6ª pl. 28008 Madrid. Teléfono de contacto: 915 419 999. comunidadesvirtuales@cop.es
www.copmadrid.org © Todos los derechos reservados.
El profesional no es el culpable, pero el que pone un profesional que no vale y este tampoco hace por ser más capaz si. No solo se es profesional porque te digan que lo eres. Hace falta implicación y pedir todos los medios. No se puede ejercer sin ser capaz y seguir haciéndolo mucho menos. La autocrítica dignifica y ayuda en este caso ya que se trabaja con seres humanos, no con algo que da igual que salga mal. Es necesario más información, trabajo e implicación por parte de todos los servicios y ahí está el gran problema. Por lo demás podemos estar toda la vida hechando la culpa a alguien, pero la culpa es de todos los que habiendo un problema no lo quieren ni ver ni solucionar
Y añado, los seres humanos que van a cruces no van por enfermedad van porque necesitan ayuda para que su genero sentido y su cuerpo tengan armonia, para mitigar un daño incomprendido por una socidad que solo ve la cara y la cruz, para pedir ayuda, para ser atendidas sus necesidades lo mejor posible….. Pero para algo incomprendido no vale cualquier profesional, primero hace falta comprender para ejercer y para ello es necesario informarse y a su vez formarse. Queda un largo camino y por desgracia Ekai no esta pero quizas por el se empiece a andar por el camino. Es tarde para el, no puede seguir siendo tarde para nadie mas. Por favor, si creeis en lo que reclamais, luchar para ser verdaderos profesionales. Un saludo a los futuros profesionales de mi hijo
En esa «magnífica» unidad de identidad de género de Cruces se ha negado a mi hijo desde el primer momento alegando que es muy pequeñA, para inmediatamente después añadir que los adultos transexuales lo saben desde muy pequeños. Yo no me he sentido acompañada, más bien insultada, tratada de ignorante. Por otro lado es muy feo utilizar la muerte de Ekai para decir que faltan recursos. Lo que falta es respeto y empatía.
Me parece una falta de respeto a las familias que acudimos a este servicio y recibimos una atención basada en un protocolo anticuado y peligroso que supone un riesgo para nuestros hijos que tenemos que buscar la atención que necesitamos ya!! en otros servicios donde escuchan nuestra realidad y nos dan el apoyo necesario, cosa que a día de hoy no hace el servicio de cruces.
Quiero creer que en su corporativismo no tienen ustedes ni idea del funcionamiento de esta unidad para defenderla de esta forma porque la otra opción que me queda es creer que a ustedes las necesidades de nuestros hijos las desconocen totalmente y no les interesa realmente conocerlas.
Después de leer vuestro escrito puedo decir que si en algo tenéis razón es en que tenemos todos un sentimiento en común: la impotencia. La impotencia de ver como pasan los meses para que te vea el endocrino de la » tan buena Unidad de Género de Cruces», la impotencia ante tener que esperar otros 5 meses para una segunda cita, la impotencia ante afirmaciones de un psiquiatra, puesto en el tema,en la primera cita,como: » que lo sepas, nunca serás un hombre, serás un hombretrans».
Y eso de que funciona en conjunto la Unidad de Género y asociaciones de padres…Como no vende…no se cuenta la verdad. Si habláramos…pero este post no es para ello.
Soy madre de un chico, soy miembro de Chrysallis y soy amiga de los padres de Ekai, por lo tanto sé de lo que hablo.
Las personas que acuden a la unidad de género de Cruces, tanto menores como mayores de edad, tienen relatos terribles que estarían encantados de contar a la opinión pública y que dejarían a estos supuestos profesionales en muy mal lugar. No obstante se ha guardado silencio con la convicción de que la autocrítica y las ganas de mejorar en el ámbito profesional para ofrecer una mejor atención no lo harían necesario. Por favor, no nos ofendan con escritos como este porque si iniciamos una guerra tienen mucho que perder.
Primero de todo me gustaría resaltar que los protocolos de actuación no han variado mucho( en cuanto al acceso a endocrino a través de diagnóstico psiquiatrico) desde su inauguración, hace ya 9 años. Que en su día, igual fué un gran paso la formación de este servicio (así como en su día un diagnóstico médico de disforia
de genero cuando así lo designó John Money). Claro, un servicio que se crea sin un espacio material real, sino que dependa de que estén libres ciertas consultas y ciertos profesionales es muy difícil que pueda abastecer las necesidades existentes de las personas para las que se ha creado. Más aun cuando con estos restos se quiere abarcar a otras comunidades autónomas
Yo soy madre de un adolescente transexual.
Personalmente, creo que si los profesionales no estan de acuerdo o sienten que hay que actualizar y reorganizar este servicio, deberian de plantarse y notificarlo a la direcciòn para comunicarlo, y la dirección debería haber tomado medidas para que no quedaría tan desfasado y se cubrirían las necesidades para las que se creó dicho servicio. De esra forma no hubieran tenido tantas quejas en atención al paciente.
Personalmente, no quisiera recriminar personalmentea nadie de la salida que tuvo que elegir Ekai, creo que se debe a muchas causas. Creo que tenemos que ser conscientes, cada uno de nosotros de nuestras acciones como sociedad, de lo que tenemos que aprender, mejorar, empatizar, respetar, etc. No puede ser que un adolescente de 16 años decida algo así como última salida. Seamos adultos y seamos capaces de reconocer cuánto tenemos que mejorar como sociedad a todos los niveles; social, sanitario, jurídico, etc.
Me gustaría que nos preocupáramos mas de aprender de los errores que de intentar exculparnos.
Un saludo.